Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Januquiá
Januquiá
Janucá significa «inauguración» y remite al siglo II cuando el pueblo judío recuperó un templo que había sido profanado por los griegos, donde ocurrió un milagro: el candelabro quedó encendido durante ocho días consecutivos con una exigua cantidad de aceite, que alcanzaba sólo para uno.

Esto dio origen a la principal costumbre de la festividad, que es la de encender, en forma progresiva, un candelabro de nueve brazos.

El ritual establece que al anochecer -que es cuando se inicia el día hebreo- debe prenderse una vela, el segundo día dos, y así sucesivamente hasta llegar a las ocho.

Preferentemente, hay que encender las velas de Janucá con aceite de oliva; en su defecto, puede reemplazarse con otro aceite, pero debe arder de tal manera que dure por lo menos media hora a partir de la salida de las estrellas.

Durante los ocho días de la festividad, cada familia acompaña el encendido de las velas con oraciones, salmos y una declaración de agradecimiento, además de la lectura de textos específicos de la Torá.

En Janucá se puede trabajar normalmente como en el resto de los días hábiles aunque permanece vigente la costumbre de que las mujeres no realicen tareas luego de la primera media hora del encendido de la Januquiá, que es el candelabro donde se posan las velas.

Practicar la caridad y, en particular los niños, jugar con el dreidel -una especie de perinola confeccionada para la festividad- son algunas de las costumbres que cumplen las familias que siguen el ritual, durante los ocho días de fiesta.

Las velas que se utilizan para la celebración no pueden servir para otros fines, sino solamente para verlas, en el marco de la celebración que se festeja en el mundo judío.
Fuente: Diario El Heraldo

Enviá tu comentario