Ayer, una vecina del Barrio Pompeya, cercano a la cancha de Colegiales y a una cuadra del tapón, procedía con un método antiguo y sacrificado pero efectivo de cargar en un balde de 20 litros, piedras para colocar en la ruta, cuyo desnivel era una perfecta trampa para los descuidados automovilistas que querían ingresar o salir de la ciudad. El peligro crece si persisten las lluvias de estos días, ya que la visibilidad se va a disminuir y será aún más complicado divisar los carteles de prevención y advertencia.
Los vecinos están muy preocupados por la falta de señalización del corte: van a prender una luz o colocar una advertencia luminosa, después que alguien choque contra la montaña de tosca fue lo que dijo uno de los habitantes de la zona, mientras otro dijo que tendrían que poner a alguien que advierta con una linterna, acá se va a matar alguien.