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Miguel Lugrin tiene su campo muy cerca de la ruta nacional 18, en el límite geográfico entre las localidades de Concordia y de General Campos, Departamento San Salvador. Fue allí donde se encontró con un animal muerto, pero con secuelas "que nunca vi", según sus propias palabras.

Siempre de acuerdo al relato de Lugrin, al animal "le faltaban las orejas, la mandíbula, la lengua y los genitales", con signos de que esas partes hubieran sido seccionadas con cuidado.

Si bien el productor no se aventuró a señalar que es lo que podría haber ocurrido a su vacuno, insistió con que "un animal puede morir por distintos motivos, porque lo pica una víbora o por una enfermedad, pero lo extraño son estas marcas", concluyó.
Fuente: Diario Río Uruguay

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