El presidente del Club Colegiales, Fernando Sosa, tío de la víctima, recurrió a su cuenta en Facebook, donde se presenta además como "mpleado provincial" para emitir un mensaje que destila venganza.
Dirigiéndose a alguien a quien califica de rata inmunda y traicionera, Sosa le advierte que no se va a escapar. Aunque el dirigente de Colegiales no lo explicita, todo lleva a suponer que el temerario mensaje le apunta a quienes hirieron a su sobrino Juan Nahuel.
El testimonio de la madre del joven baleado
"Los denunciamos más de 15 veces. Tuvieron que pegarle un tiro en la cabeza para que hagan algo" dijo al Diario El Sol Margarita Leiva, madre de Juan Nahuel.
Agregó que los atacantes fueron dos y no uno como se venía sosteniendo hasta ahora y explicó el por qué de la saña contra su hijo, además de dar el nombre de quien -según ella- proporciona munición a los delincuentes que asolan el barrio.
Margarita Leiva rompió el silencio manifestando que realizaron un total de 15 denuncias contra los agresores .
"El Paulo Mondongo vino acá y le tiraba tiros desde la esquina a mi hijo; el otro, Arturo, alias 'tuga' tiraba desde calle A del Valle a mi casa; mi hijo recién se levantaba y lo estaban esperando; él salió a mirar y le dieron el tiro en la cabeza", relató. "Fue una lluvia de balas, esta gente vive haciendo problemas a todos y andan con armas. Nosotros los denunciamos más de 15 veces en la fiscalía tuvieron que pegarle un tiro en la cabeza a mi hijo para recién ir a buscarlos", dijo indignada.
Consultada por los motivos de la disputa, señalo que es un problema que viene desde la infancia cuando "Mondongo" hostigaba a los hermanos de Juan Nahuel cuando iban a hacer mandados, "cuando eran chicos les robaban las bolsas cuando volvían y mi hijo siempre los cagó a palos a puño limpio y sin armas y los tenía de hijos, por eso le tenían tanta bronca", dijo.
"Tienen cientos de causas y los jueces y fiscales nunca jamás les hicieron nada también tienen tres homicidios y andan libres dueños de la ciudad", denunció. "Nos tienen cansados y yo no les tengo miedo, con una mirada de ellos los vecinos se meten debajo de la cama, hoy mi hijo está entre la vida y la muerte , se mueve sigue en terapia pero su estado es delicado", contó.
Agregó que "hay un vecino de apellido Riffel que les vende las balas. Espero que esta vez los jueces que tanto protegen a los malandras se acuerden de encerrarlos", concluyó .
