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Foto: Antonella Ramayo
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La noche del viernes ni siquiera se pareció a las anteriores. El "veranillo de San Juan" hacía que tener más de un abrigo sea una exageración, aún entrada ya la noche en Concordia. A pesar de que el centro lucía con poco tránsito, algo habitual para un horario en el que los comercios están cerrados, se podía percibir como si existiera una fuerza centrípeta que enviaba a un importante número de pequeños grupos hacia el mismo lugar.

Como si fuese el único refugio, todos los caminos llevaron a Lennon, el bar ubicado en Urdinarrain 58. Esa noche, el club sería el encargado de sumar una herramienta más para calmar la angustia que genera a Concordia la creciente del río Uruguay.

Una vez dentro se hizo evidente lo que desde afuera se intuía: un gran marco de gente respondió a la invitación del club. Lo que alguna vez fue una pista de baile lucía colmada por grupos de las más diversas clases sociales, y entre la masa se podía distinguir tanto a viajeros de la región o a rastafaris concordienses de vieja práctica como a miembros de las familias más prestigiosas de la ciudad. Cuando la ausencia de luz ocultó las marcas, el umbral económico se desmoronó para que la música, como el agua, invada a todos por igual.

Quizá por la falta de banda cortinera o porque la gente es así, el mayor número de asistentes se consiguió alrededor de las 23:00, media hora después del horario anunciado como comienzo del show. Y, como si estuviese pautado, los músicos aparecieron en el escenario, allá a lo alto, pasadas las 23:10. Ahí ordenadas, nueve personas se orientaban de cara a la multitud, y una vez que se decidieron hicieron sonar los primeros acordes de la noche.

El sendero inicial


No sonaba a nada conocido de Nonpalidece, pero sonó muy bien. La sucesión de sonidos eran armonía de introducción, eran presentación, eran el plato de entrada. Coristas, timbales, guitarras, teclados y vientos concordaban con facilidad para ir metiendo al público en la propuesta tigrense. Cuando la base de jazz finalizó, Nestor Ramljak se metió en escena caminando de lado y miró al público. Nonpalidece estaba completa y lista para deleitar a Concordia.

Con "Chalice" como primer canción, ya el grupo hizo gala de un sonido claro y exacto, adaptado para un recital en vivo. Pareció como si Nonpalidece se propuso sonar mejor que en el estudio, más fuerte, aún más real. Enseguida, casi sin terminar, sonó "Reggae en el universo" en una versión que aún sin los samples, que parecían parte fundamental de su versión de estudio, mantuvo un estándar alto que no bajó nunca.

Con "El fuego en nosotros", las diez personas arriba del escenario ya habían tanteado el ambiente y pudieron evidenciar que ahí abajo había mucho entusiasmo. Poco a poco Ramljak se fue animando a romper la barrera con el público y, jugando con gestos, recorriendo el pequeño espacio y cantando directo a la gente, fue naturalizando el show. Eso sucedió en el momento justo en que Lennon explotó en canto, ya que sonó uno de sus éxitos: "Tu presencia". Tras esa performance, la banda y el público se hicieron uno definitivamente y se dieron los primeros diálogos, los primeros silencios y las risas de todos.

Otro exitazo hizo vibrar a la gente cuando comenzó a sonar "Revolución", y junto al baile y alegría del guitarrista brasileño Rogerio Kuplich y del bajista Facundo Cimas siguieron "Activistas" y "Feed me". El click definitivo pasó en "Dangerman": a la mitad del tema Nonpalidece se hizo un tiempo para presentar a cada uno de los músicos, los cuales aprovechaban para improvisar al ser nombrados. Después de casi seis minutos de libre albedrío, retomaron los acordes de la canción para finalizarla y ponerse a hablar con el público un rato más.

En el río hay diversión

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Foto: Antonella Ramayo
Tras "En el aire", regresó la alegría al escenario con el inicio de "En el río". Sin embargo, apenas finalizados los primeros compases la banda se detuvo para dejar hablar a Néstor Ramljak. El cantante no olvidó la situación en la capital del citrus, pero en vez de hacerse eco de la cadena de culpas que es protagonista en la escena política local apuntó más alto y pidió concientización.

Haciendo pie en que para ellos "el río siempre nos ofreció diversión, y por eso nos salió componer esta canción tan alegre", alegaron que el hombre debería dejar de maltratar a la naturaleza y adaptarse a ella, aceptando que si se la maltrata respondería de alguna manera. De esa forma, pidió "fluir con el agua", dejarle reclamar al río lo que siempre fue suyo.

Después del pedido de conciencia, "En el río" regresó con su fiesta característica, seguido de "Dame Luz" y de "Love Song". Las canciones se sucedían con facilidad, sin algún ruido que interrumpa, como si fuesen un cauce de música que relaja y levanta el ánimo. Cuando comenzó a escucharse "La flor" se sintieron emociones encontradas: alegría por escuchar una de las mejores composiciones de los tigrenses, y tristeza porque significaba el final del recital. Sin embargo, los músicos volvieron a interrumpir la sesión y dijeron "si quieren, seguimos". Tras la obvia respuesta hubo tiempo para "Pasan", "Para donde corres" y un enérgico ska que hizo bailar a todos los presentes antes de finalmente tocar "La flor".

Alrededor de dos horas después de que hayan sonado los primeros acordes, los músicos se separaron de sus instrumentos y extendieron casi al unísono un saludo alegre para el público. A apenas unos segundos de que haya terminado "La Flor", comenzó a sonar música de estudio, por lo cual ya se pudo adivinar que el show de Nonpalidece había terminado. Así la noche de viernes satisfizo todas las expectativas, incluso de aquellos a los que no nos gusta mucho el reggae.

Una vez en la calle el balance fue distinto al de los demás recitales. Los pequeños grupos de personas se alejaban con tranquilidad, y mientras sucedía esa tan fea como habitual obligación de tener que volver a la realidad finalizado un concierto se pudo descubrir algo nuevo. Al pasar carpeta por las sensaciones de las últimas dos horas, encontré que no sólo era música lo que pasó por calle Urdinarrain, sino una nueva forma de pensar. ¿Habrá manera, entonces, de hacer viable el pedido de Nonpalidece? ¿Llevará eso a una solución definitiva para la cantidad de familias afectadas, cada vez con más asiduidad, por el río Uruguay?
Fuente: elentrerios.com

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