Es la hora del crepúsculo y con el amanecer, atrás queda el eco de los duendes canturreando en los sueños de los niños que pueblan las orillas.
Mar y Sol se despiertan y es otro el juego que comienzan a jugar.
Entretejidos en danzas y sonidos, se transforman interminablemente en personajes, ya humanos, ya bichos, animales, viento o barco, e insinúan historias que se vuelven canción.
Recordamos que Pueblo Viejo se ubica en calle Alem 230.