"Rezamos en el agua para que el resto de la población tome conciencia de la grave situación en la que se encuentra Concordia", dice Daniel Petelin, sacerdote de la parroquia "Nuestra Señora de Lourdes", enclavada en el sur de Concordia, al dar misa en esta zona que quedó tapada por el agua.
El sacerdote, que está al frente de la "iglesia de los inundados", hace días que está más tiempo descalzo que con zapatos. Se mueve en un Gol que es casi anfibio. De hecho, los propios autoevacuados que va a visitar le hacen bromas: "¿Le puso un motor fuera de borda al Gol, padre?". Y es en ese momento que Petelin se permite una sonrisa.
"Hacemos la misa en el agua porque debemos todos ser solidarios y mojarnos los pies para ayudar a los que hoy están en esta situación tan compleja", reflexiona.
El sacerdote recorre los barrios para conocer las necesidades de los afectados e informarles dónde pueden canalizar la ayuda. La iglesia, a través de Cáritas, forma parte del Comité de Emergencia Social.
Recorridas
"Hay que andar por los barrios para ver quién necesita una ayuda. En estos momentos tan duros, en los que aflora una solidaridad cristalina, también aparece lo peor", admite. Según el sacerdote, "los punteros políticos empiezan a llevarse víveres para hacer negocios políticos. Y esto me da mucha bronca no sólo a mí, sino también a los damnificados que verdaderamente lo necesitan".
"Es necesario que la solidaridad siga activa. Si no, no nos salva nadie", indica el sacerdote, que recorre los barrios inundados con una planilla en la que anota detalladamente las problemáticas de cada familia. En la parroquia funciona un comedor desde 1982.
Defensa de los inundados
La parroquia "Nuestra Señora" de Lourdes es un bastión de la causa de los inundados. Los incesantes pedidos de los fieles y religiosos lograron hacer visible hace más de una década los problemas que hoy están a la vista.
En 1998 se construyó la defensa sur, que impide que se inunde el "patio trasero de Concordia", que es la zona más pobre. El padre Andrés Servin, que murió en noviembre del año pasado, fue el que motorizó que el Estado construyera ese anillo protector de tierra. No sólo las familias que viven allí quedaban sumergidas cada vez que el río Uruguay crecía, sino también el edificio de la parroquia.
Petelin, oriundo de Chajarí, llegó la zona sur de Concordia en enero pasado, luego de haber pasado seis años como misionero en Benin, antigua colonia francesa ubicada en África occidental. Las vueltas de la vida lo encontraron construyendo pozos de agua en Benin, mientras ahora da misa con los pies en las nuevas fronteras que delimitó el río Uruguay en la ciudad.
