La audiencia no contó con la presencia de los imputados Carlos Zaragoza y Orlando Troncoso quienes presentaron un parte médico. La jornada arrancó a las 8,30 con el testimonio del periodista de Diario Río Uruguay, Horacio Osorio, de un sereno de una galería sobre la peatonal y de varios comerciantes de la zona céntrica.
Por la tarde fue el turno de Alberto Bertoldi, quien describió que se enteró de movimientos extraños en la zona del centro. Veía mucho revuelo y movimientos. Me di cuenta que había mucho peligro y entendí que esperaban que alguien tomara la determinación de romper una vidriera para entrar. Se notaba que había mucha gente alcoholizada. Toda la noche vimos gente que circulaba por el lugar.
Bertoldi completó que en ese clima de confusión, los empresarios de la zona optaron por cerrar el paso por las calles y agruparse armados con palos y algunos con armas. En mi cuadra sólo teníamos palos, pero sé que había algunos armados sostuvo, mencionando que al rato participó de una discusión sobre calle 1º de mayo y Peatonal, entre un grupo de policías y comerciantes. Fue una discusión muy encendida y traté de pedir calma. Discutíamos porqué habían dejado la ciudad en este caos. Les explicábamos que esa no era la forma.
En ese contexto, recordó que existió un disparo al aire, pero no logró determinar de dónde provino. Éramos más de 20 comerciantes, graficó, ampliando que entre los agentes que no estaban de uniforme, a algunos se los veía armados.
Era una situación muy tensa. Le pedí a los policías que se calmen y uno de ellos me cuenta de su pedido de aumento salarial, explicó el comerciante. Fue así que recibieron la sugerencia de concurrir hacia la Jefatura para conocer qué era lo que pasaba y solicitar el cese del amotinamiento.
Fuimos con mis hermanos y otro comerciante sin palos y cuando llegamos a la Jefatura vimos un tumulto de gente. Mujeres, niños y muchos policías, retrató Bertoldi, para inmediatamente subrayar que preguntó al personal de la entrada en qué podíamos ayudar y por cuánto tiempo iba a seguir lo que estaba pasando. En ese momento se desvirtúa todo, dijo el comerciante, ampliando que sintió gritos e insultos hacia nosotros. Sentí golpes. Dos patadas y un puñetazo en la espalda. Después también me tiraron una goma en la cabeza por detrás.